Los impuestos pigouvianos son impuestos correctivos recaudados sobre cada unidad producida por un agente generador de externalidades. Recibe el nombre por el economista Arthur C. Pigou, quien desarrolló la idea en su libro “The Economics of Welfare” (Economía del bienestar) de 1920. Estos impuestos son usados para disminuir las malas consecuencias de externalidades, especialmente en industrias muy contaminantes.
El eje horizontal mide la cantidad producida por la fábrica y el eje vertical mide unidades monetarias. La curva de beneficio marginal (BMg) representa el beneficio marginal de la fábrica para cada nivel de producción, y disminuye con la cantidad producida. La curva de coste privado marginal (CPMg) muestra el coste marginal de la fábrica al aumentar la producción. La curva de coste privado marginal privado muestra el coste marginal de la fábrica según aumenta la producción. Cuanto más produce la fábrica, más contamina, y por tanto mayor será el efecto negativo, que es representado por la curva de daño marginal (DMg). Por último, el coste social marginal (CSMg) representa el coste marginal total para toda la sociedad y es construido sumando los costes privados y sociales.
En este escenario, tenemos una externalidad negativa E, y el equilibrio es establecido a un nivel de producción QA y precio PA. Un impuesto pigouviano puede ser impuesto para eliminar esta externalidad. Este impuesto disminuiría la producción a QS, y aumentaría el precio a PS, siendo este un equilibrio socialmente eficiente. El excedente del consumidor disminuiría A+C+F, mientras que el excedente del productor disminuiría B+D+G. El gobierno ganaría una cantidad igual al área A+B+C+D, dibujada en rojo claro en el diagrama. Finalmente, los agentes externos ganarían E+F+G. Por tanto el efecto neto es
-(A+C+F)-(B+D+G)+(A+B+C+D)+(E+F+G)=E
Los efectos negativos de la externalidad son por tanto eliminados usando el impuesto pigouviano. Sin embargo, existe una clara crítica a todo esto: parece que estos impuestos reducen el incentivo a producir. De hecho, una implementación cuidadosa requiere aplicar este impuesto a los aspectos contaminantes de la fábrica en lugar de toda la producción. Obviamente, puede ser muy complejo hacer tal distinción.