En el corto plazo, los costes fijos incluyen el capital K, mientras que la mano de obra L, se considera variable. Los costes fijos se representan como una línea horizontal y no varían sea cual sea el nivel de producción que la empresa tenga.
Los dos gráficos muestran cómo las dos fases de la producción se forman. En la primera fase (I), los costes variables (y, por tanto, los costes totales, ya que los costes fijos son constantes) crecen lentamente en un primer momento, hasta llegar a un punto de inflexión (II). A partir de ahí, comienzan a crecer mucho más rápido que la producción generada.
Esto está relacionado con el concepto de rendimientos a escala. En la fase I, donde la elasticidad de escala es mayor que 1, hay rendimientos crecientes a escala, mientras que la fase III corresponde a rendimientos decrecientes a escala. En el punto II, la elasticidad de escala es igual a 1, tendremos rendimientos constantes a escala.
Si traducimos esto en costes medios y marginales, el nivel óptimo se alcanza a lo largo del tramo comprendido entre los puntos en que los costes marginales son iguales a los costes variables medios, y a los costes fijos medios, respectivamente. Esto coincide con el tramo justo antes de los costes comiencen a crecer de forma exponencial.