Las políticas monetarias son políticas económicas de demanda a través de las cuales el banco central de un país actúa sobre la cantidad de dinero y los tipos de interés para influenciar los niveles de ingresos, producción y desempleo en la economía, siendo el tipo de interés el nexo entre dinero e ingreso. Las principales herramientas usadas por la política monetaria son las operaciones de mercado abierto, los préstamos a los bancos y la modificación de los requisitos de reservas mínimas. Ceteris paribus, un aumento (disminución) en la oferta monetaria o una disminución (aumento) en los tipos de interés tendrá un efecto positivo (negativo) sobre el gasto privado (consumo e inversión). Esto aumentará (disminuirá) finalmente la producción y el empleo. Sin embargo, esto provocará un aumento de los precios, que puede dar lugar a una rápida y creciente inflación.
El monetarismo es la principal doctrina económica que defendía estas políticas. El keynesianismo, la nueva macroeconomía clásica y la nueva economía keynesiana critican estas medidas y no creen en su efectividad ya que ha sido demostrado que un aumento de la oferta monetaria traerá una inflación que contrarrestará los efectos positivos. Como Milton Friedman decía, “la inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno monetario”.