Influenciada por el mercantilismo y las teorías fisiócratas, se desarrolló desde finales del siglo XVIII hasta finales del XIX. Sus principales representantes fueron Adam Smith, David Ricardo y John Stuart Mill, y el cuarto, el heterodoxo Robert Malthus. Estos escribieron especialmente sobre la teoría del valor, la teoría de la distribución y el comercio internacional. Karl Marx estudió los mismos problemas, aunque con diferentes conclusiones y defendiendo la clase obrera, lo que le coloca como un economista clásico a ojos de los historiadores. Gracias a estos autores, el estudio de la economía se convirtió en una ciencia en lugar de ser únicamente una corriente filosófica.
Escuela clásica de economía
Diagrama circular de la renta
El diagrama de flujo circular de la renta (o modelo de flujo circular) es una representación gráfica de los flujos de bienes y dinero entre dos partes distintas de una economía:
- el mercado de bienes y servicios, donde las familias adquieren bienes y servicios de las empresas a cambio de dinero.
- el mercado de factores de producción (como trabajo y capital), donde las empresas adquieren factores de producción de las familias a cambio de dinero.
El mercado de bienes y servicios es el lugar donde las familias gastan su dinero comprando bienes y servicios producidos por las empresas. En otras palabras, es el lugar donde las empresas venden bienes y servicios que han producido, recibiendo un ingreso a cambio.
Este mercado representa el lugar donde dinero y bienes son intercambiados. En este caso, el flujo de dinero (la flecha verde en el diagrama inferior) va de las familias a las empresas, a cambio de bienes finales, que fluyen de las empresas a las familias (flecha roja).
El mercado para los factores de producción es el lugar donde las familias ofrecen su trabajo, capital y otros factores como tierra, recibiendo ingresos a cambio para uso propio. Las empresas usan estos factores en su producción.
En este caso, el dinero fluye de las empresas a los hogares (flecha verde en el diagrama inferior) en forma de salarios a cambio de trabajo, intereses por capital y alquiler por el uso de la tierra. Los factores de producción fluyen desde los hogares (flecha roja) hacia las empresas, para que puedan producir más bienes y servicios.
Cuando combinamos ambos diagramas, obtenemos el diagrama de flujo circular de la renta, como se aprecia en la imagen de abajo. Los intercambios hechos en la economía implican una redistribución de la renta según el diagrama, y la creación de valor lleva al crecimiento de la economía.
Cabe mencionar que, como es habitual, los diagramas no muestran cómo funciona realmente la economía. Hay factores que no son incluidos en el diagrama y deben ser consideradas a la hora de entender realmente cómo funciona la economía de un país. Por ejemplo, la intervención estatal. Factores como el gasto público (en forma de subsidios al desempleo, por ejemplo) o ingresos públicos (impuestos) no se muestran en el diagrama.
Sin embargo, este diagrama introduce una clara visión de cómo funciona la economía. La manera de medir estos flujos de dinero es a través del producto interior bruto (PIB). Este puede ser estimado usando uno de los tres métodos siguientes: gasto total, ingreso total o usando el enfoque de oferta o valor agregado.
Christopher Pissarides
Christopher Antoniou Pissarides, nacido en 1943, es un economista chipriota y profesor de la London School of Economics. Su investigación se ha centrado principalmente en el campo de la macroeconomía, especialmente en las fricciones de búsqueda de empleo que explican el desempleo. Pissarides, junto con Peter A. Diamond y Dale T. Mortensen fueron los ganadores del Premio Nobel de Economía en el año 2010, por su análisis de los mercados con fricciones de búsqueda.
Los estudios de Pissarides suponen una gran contribución a la teoría de la búsqueda y emparejamiento laboral. Ha observado las relaciones e interacciones entre el mercado laboral y la macroeconomía. Pissarides es uno de los desarrolladores de la función de emparejamiento, un concepto que trata de explicar los flujos que hacen pasar del desempleo al empleo en un momento dado, utilizando su trabajo empírico para apoyarlo.
Pissarides y Mortensen escribieron su famoso artículo «Job Creation and Job Destruction in the Theory of Unemployment» (Creación de empleo y destrucción de empleo en la teoría del desempleo) publicado por primera vez en 1994 en la Review of Economic Studies. Este artículo era una suma de investigaciones y conclusiones de los autores. El modelo Mortensen-Pissarides que se forjó en este trabajo ha sido clave para la macroeconomía moderna. Tiene una función de emparejamiento que describe cómo los trabajadores se emparejan con las vacantes basándose en el análisis de la negociación de Nash.
Escuela de Chicago
Procedente de la Universidad de Chicago, y opuestos al Keynesianismo, numerosas contribuciones y actitudes doctrinales de autores puede ser identificadas, que vuelven a la economía neoclásica, están a favor del laissez faire y el monetarismo. Su principal precursor es Milton Friedman, junto con Frank H. Knight y Friedrich A. von Hayek, actuando el último como un nexo con la Escuela Austriaca.
El punto común de la Escuela de Chicago se centra en la idea de que la intervención del gobierno debía ser mínima, siendo la desregulación el camino más deseable. Apoyan las políticas monetarias cuando son requeridas por el entorno económico, ya que asumen que estas son más fiables y efectivas que las políticas fiscales.
Demanda de características
La teoría de la demanda de características establece que los consumidores obtienen la utilidad no de los contenidos de la cesta de bienes, sino de las características de los bienes que se encuentran en ella. Esta teoría fue desarrollada por Kelvin Lancaster en 1966 en su artículo “A New Approach to Consumer Theory” (Una nuevo enfoque a la teoría del consumidor).
Este enfoque nos permite predecir cómo las preferencias cambiarán cuando cambiemos las opciones o cestas presentadas a los consumidores mediante el estudio de cómo cambian en función de los cambios en las características presentes en los bienes. En la teoría convencional, la introducción de una nueva opción implica que no podemos predecir con seguridad cómo podría encajar en el mapa de preferencias del consumidor. Sin embargo, basándonos en un estudio de las características más que en los bienes o servicios implícitos, podemos predecir cómo los cambios afectarán al comportamiento del consumidor sin necesidad de empezar otro proceso empírico.

Esto nos permite calcular ‘precios sombra’ para diferentes atributos, sin tener un precio para el bien en sí, asociando la utilidad a las características que conforman el bien, más que al bien en sí. Con estos ‘precios sombra’ podemos resolver los problemas de maximización de la utilidad para cestas u opciones en las que no tenemos pruebas empíricas, ya que la demanda de Lancaster también se presta a la construcción de las funciones de utilidad, basadas en la cantidad de cada atributo más que en la cantidad de cada tipo de bien en una cesta concreta.
La teoría de la demanda de características también ayuda a justificar la existencia de marcas. Las marcas de lujo son capaces de fijar un precio mayor para sus productos diferenciándose de competidores que vendan bienes similares. En el primer gráfico, si suponemos que ambas marcas tienen las mismas características (o atributos) y son competidores, elegiremos la cesta que maximice nuestro consumo total. Esto significa que tenderemos a optar a la marca más barata, lo que nos permite alcanzar la curva de utilidad más alta: para una cantidad dada de dinero, somos capaces de comprar tanto una cierta cantidad de la marca 1 (punto B), como una cierta cantidad de la marca 2 (punto A). Elegiremos A al estar en una curva de indiferencia más alta. El punto C representa una curva de utilidad mayor alcanzada debido a una bajada de precio de la marca 1. Sin embargo, aunque la marca 1 se haya vuelto más barata, seguiremos consumiendo A, ya que sigue estando en una curva de indiferencia más alta.
En el segundo gráfico, si analizamos la demanda de Lancaster, nuestras funciones de utilidad estarán basadas en los atributos que cada cesta contenga más que en la cantidad de cada tipo de bien. Aquí ya no es “todo o nada” – podemos optar por curvas de demanda convexas que representen nuestras preferencias por la variedad en el consumo: el punto C. Esta vez, si el precio de una marca baja, cambiaremos nuestra decisión: podemos optar por el punto D.
Modelo de Chamberlin de competencia monopolística
El modelo de Chamberlin analiza y explica los equilibrios de corto y largo plazo que se producen bajo competencia monopolística, una estructura de mercado formada por múltiples productores que actúan como monopolistas aunque el mercado en su conjunto se asemeja a un mercado perfectamente competitivo. El economista Edward H. Chamberlin da nombre a este modelo, que desarrolló en su libro «Theory of Monopolistic Competition» (Teoría de la competencia monopolística) de 1933.
Hipótesis de partida
Chamberlin menciona una serie de hipótesis de partida que son necesarias para que este mercado funcione correctamente. Estas incluyen:
La existencia de un conjunto de productos que los consumidores perciben como sustitutivos cercanos. La elasticidad cruzada de estos productos es alta pero nunca infinita.
Cada empresa monopoliza un producto, aunque comparte el mercado con el resto de la industria.
Hay un gran número de empresas en el mercado.
No hay barreras de entrada o salida al mercado.
Movilidad total de factores de producción.
Hay cierto grado de miopía del agente, en el sentido de que no aprenden de los errores del pasado.
Demanda percibida vs demanda real
Chamberlin introdujo en su modelo una distinción entre las curvas de demanda percibida y efectiva. Por un lado, la demanda percibida, d en la figura adyacente, es la demanda que la empresa planea suministrar o, en otras palabras, cómo la empresa cree que los clientes actuarán respecto a su producto. Por otro lado, la demanda efectiva, D, es la forma en que el mercado actuará, es decir, cómo los clientes actuarán en base a sus percepciones sobre el mercado. Sin embargo, los consumidores siempre elegirán el mejor precio y la mayor cantidad posible. Por lo tanto, elegirán siempre estar en lo que se llama demanda real (verde).
Equilibrio en el corto plazo
En el corto plazo, como se muestra en la segunda figura, cada empresa actuará como monopolista en su mercado. Dadas sus curvas de demanda y coste, maximizarán los beneficios al producir el nivel de producción al cual el coste marginal es igual al ingreso marginal. Obtendrán o no ganancias, dependiendo de la estructura de costes. En nuestro ejemplo, no hay beneficios.
Equilibrio en el largo plazo
A largo plazo, la estructura de costes de la empresa varía, lo que le permite bajar sus precios con el fin de atraer a más clientes. Comencemos a analizar el equilibrio a largo plazo considerando que la empresa se encuentra en esta situación de equilibrio (A), y debido a sus beneficios, no tiene incentivos para cambiar su precio. Sin embargo, los beneficios extraordinarios que la empresa está haciendo atraerán nuevos competidores al mercado. Aunque la demanda agregada en el mercado se mantiene, la entrada de nuevas empresas se traducirá en una caída de la demanda efectiva de la empresa. Esta caída en la demanda de la empresa se ilustra por el desplazamiento de la curva de demanda hacia la izquierda, de D a D y un nuevo punto de equilibrio se alcanzará en B.
Sin embargo, la empresa querrá recuperar sus niveles de beneficios anteriores y, por lo tanto, bajará su precio buscando atraer clientes. El resto de empresas seguirá la misma estrategia para que no se pierdan clientes, por lo que los cambios en sus competidores y sus propias estrategias cambiarán la demanda percibida de la empresa, de d a d ‘. Un nuevo equilibrio se alcanzará en C, pero esta vez las empresas estarán incurriendo en pérdidas, ya que el precio será inferior al coste medio. Esta pérdida de beneficios causará la salida de las empresas del mercado, desplazando la demanda efectiva hacia la derecha y la demanda percibida hacia abajo, ya que cada empresa que permanece en el mercado aumentará su demanda individual. Este proceso se repetirá hasta que se alcance el punto de equilibrio, de D a D *. En este punto de equilibrio, E *, la curva de demanda será tangente al coste medio a largo plazo y al precio fijado a este nivel. Los beneficios serán iguales a cero y por lo tanto no habrá entrada o salida de empresas.
Principales conclusiones
El modelo de competencia monopolística de Chamberlin analiza una estructura de mercado totalmente nueva, aparte del monopolio clásico y la competencia perfecta. Demuestra que en un mercado el número de empresas puede ser irrelevante, y los resultados perfectamente competitivos pueden ser alcanzados. De hecho, en términos de bienestar y diferenciación de productos, la competencia monopolística es deseable.

Vale la pena mencionar que estos resultados son similares a los de los mercados disputados de William Baumol, ya que el número de empresas en el mercado no necesariamente determina cuán competitivo es. Además, los resultados son contrarios a los resultados encontrados en el modelo de duopolio de Bertrand.
Ceteris paribus
Ceteris paribus es una frase en latín que se traduce como “[siendo] las demás cosas iguales” y es una expresión frecuentemente usada en economía. Se refiere a aquel fenómeno en el que dos o más variables intervienen y para el que se asume que, con la excepción de la variable de estudio, el resto permanecen constantes y estables. Por ejemplo, si el precio del arroz disminuye, ceteris paribus, la demanda aumentará.
Es un concepto ampliamente usado en el marginalismo y la macroeconomía; su uso se hizo popular gracias al economista Alfred Marshall.
Carl Menger
Carl Menger (1840-1921) fue un economista austríaco, considerado junto a W. S. Jevons y Léon Walras como uno de los fundadores del marginalismo y de la teoría de la utilidad. También fue fundador de la escuela austríaca, donde sus principales seguidores Wieser y Böhm -Bawerk fueron sus discípulos. En su obra «Principles of Economics” (Principios de economía) de 1871, Menger consideró incorrecta y atacó la teoría laboral del valor, expresando su opinión de que el factor determinante del valor de una bien no es la cantidad de trabajo ni otros bienes necesarios para producirlo, si no la importancia que le damos a la satisfacción que creemos que puede ofrecernos.
Cuenta de capital
La cuenta de capital es uno de los componentes de la balanza de pagos. Esta cuenta refleja principalmente transacciones exteriores netas de capital. Cuando un país incurre en un déficit sobre la cuenta corriente, este necesita ser financiado con capital procedente del exterior, es decir, la cuenta de capital ha de presentar un superávit. Lo contrario ocurre cuando la cuenta corriente posee un superávit provocando una salida de capital hacia otros países. Como se expone en la sexta edición del Manual de Balanza de Pagos publicado por el Fondo Monetario Internacional, “en las cuentas internacionales, la cuenta de capital muestra 1) las transferencias de capital por cobrar y por pagar entre residentes y no residentes y 2) la adquisición y disposición de activos no financieros no producidos entre residentes y no residentes”.
En otras palabras, la cuenta de capital muestra las adquisiciones y ventas de activos no producidos y no financieros como la venta de terrenos y licencias; y las transferencias de capital (cuando una partida aporta recursos de capital sin recibir ninguna contrapartida a cambio). La tabla inferior, sacada del Manual de Balanza de Pagos, muestra un esquema de la cuenta de capital.
Escuela de Cambridge
Nombre concedido al economista británico Alfred Marshall y a sus seguidores, quienes también fueron parte de la escuela neoclásica como Arthur C. Pigou y Francis Y. Edgeworth, que asimiló completamente los conceptos y métodos del marginalismo.
Estos son también considerados parte de la Escuela de Cambridge, aunque en términos no relacionados con la economía neoclásica, el grupo de economistas que de un modo u otro colaboraron con J. M. Keynes en los años treinta y cuarenta, parcialmente en conexión con los problemas de la guerra. Entre estos están incluidos los post Keynesianos Joan Robinson y Nicholas Kaldor, extendiendo el grupo a los neo Keynesianos John R. Hicks, Paul A. Samuelson y James Tobin.