La diferenciación de productos es un proceso de marketing que tiene el objetivo de hacer que los clientes perciban el producto de una empresa específica como único o superior a cualquier otro producto que pertenezca al mismo grupo, y así crear una sensación de valor. La diferenciación no siempre implica cambiar el producto, a veces es suficiente únicamente crear una nueva campaña publicitaria o cambiar el embalaje del producto. Este término fue introducido en economía por Edward H. Chamberlin en su libro “Theory of Monopolistic Competition” (Teoría de la competencia monopolística) de 1933.
Lo que una empresa logra mediante la diferenciación de su producto respecto al de los competidores es crear un mercado en el que puede actuar como un monopolio, lo que les permite tener el poder de fijar precios. Sin embargo, dado que los productos también son lo suficientemente similares y hay muchos clientes, este tipo de estructura de mercado también se considera como competencia perfecta. Por tanto, este mercado se caracteriza por un conjunto de productos relacionados que pueden ser considerados como sustitutos cercanos entre sí, lo que se refleja por su gran elasticidad cruzada. Sin embargo, la diferenciación de productos también puede ser una forma de evitar o crear barreras de entrada. y por lo tanto puede convertirse en una fuente de ventaja competitiva. Cuanto más se diferencie el producto, más difícil será compararlo con otros productos, y por tanto cambiará el tipo de competencia con otros productos a factores no relacionados con los precios.
Existe una importante distinción que debe hacerse entre diferentes estrategias de diferenciación. La diferenciación de productos puede estar sujeta a preferencias subjetivas u objetivas. Dos categorías se distinguen de esta división, diferenciación horizontal y vertical. La primera se da cuando los consumidores basan su decisión de compra en las preferencias subjetivas al comparar los productos, por ejemplo, colores o sabores. La diferenciación vertical ocurre cuando un producto puede ser evaluado frente a los otros en términos de factores cuantitativos y cualitativos, por ejemplo, las diferencias tecnológicas o las propiedades técnicas de los motores. Varios modelos han sido desarrollados para analizar estas dos estrategias, siendo el más famoso el modelo de Hotelling de ciudad lineal y su extensión, el modelo de la ciudad circular de Salop, para la diferenciación horizontal, y el modelo de Shaked-Sutton para la diferenciación vertical.