En la guerra de los sexos, una pareja discute sobre qué hacer el fin de semana. Ambos saben que quieren pasar el fin de semana juntos, pero no se ponen de acuerdo sobre qué hacer. El hombre prefiere ir a ver un combate de boxeo, mientras que la mujer quiere ir de compras. Este es un ejemplo clásico de un juego de coordinación, analizado en la teoría de juegos por sus aplicaciones en muchos campos, tales como la gestión de empresas u operaciones militares.
Dado que la pareja quiere pasar tiempo juntos, si van a sitios diferentes, no recibirán ninguna utilidad (el conjunto de pagos será 0,0). Si van de compras o bien a un combate de boxeo, ambos recibirán alguna utilidad derivada de el hecho de que están juntos, pero uno de ellos disfrutará realmente la actividad. Por consiguiente, la descripción de este juego en forma estratégica es el siguiente:
En este caso, conocer la estrategia del rival no ayudará a decidir la estrategia a seguir, y existe la posibilidad de que no se pueda alcanzar un equilibrio. Esto se puede ver fácilmente mediante la búsqueda de una estrategia dominante, eliminando todas las estrategias dominadas. Sin embargo, habrá dos estrategias dominantes, dos equilibrios de Nash (subrayados en rojo). La manera de resolver este dilema es a través del uso de estrategias mixtas, en las que nos fijamos en la probabilidad de que nuestro oponente elija una u otra estrategia y valorar nuestros pagos dada esa probabilidad.