El flujo neto de capital (FNC), también llamado inversión exterior neta, hace referencia a la diferencia entre la adquisición de activos extranjeros por residentes locales y la adquisición de activos domésticos por no residentes. Los flujos netos de capital toman dos formas: inversión extranjera directa e inversión de cartera. La inversión extranjera directa implica gestionar activamente los activos adquiridos mientras que la inversión de cartera no requiere un papel activo.
Una economía abierta puede por tanto comprar y vender activos en los mercados financieros generando flujos de capital.
FNC = Adquisición de activos extranjeros por residentes – Adquisición de activos locales por no residentes
Cuando el flujo es positivo, los residentes están comprando más activos extranjeros que los extranjeros activos locales y viceversa en caso de ser negativo.
Desequilibrios en el flujo están asociados con desequilibrios de la balanza comercial (o exportaciones netas, EN) siguiendo la identidad FNC = EN. Cada intercambio que afecta al flujo neto de capital afecta también a las exportaciones netas en la misma cantidad. Por ejemplo, si una economía incurre en déficit comercial, debe estar financiando la adquisición neta de bienes y servicios vendiendo activos en el extranjero. Si incurre en un superávit comercial, el exceso de divisa extranjera está siendo usado para comprar activos fuera del país.
Ya que el flujo neto de capitales está relacionado con las exportaciones netas, está por tanto relacionado con el producto interior bruto. La siguiente evacuación muestra la relación entre la cuenta corriente, los ahorros y la inversión:
A = I + EN = I + FNC
donde
A = ahorro
I = inversión domestica
EN = exportaciones netas
FNC = flujo neto de capital
De estas ecuaciones podemos derivar otras relaciones sobre el flujo de bienes, servicios, e inversión: