Una unión monetaria es un sistema cambiario donde dos o más países usan la misma divisa. Sin embargo, en algunos casos especiales puede haber una unión monetaria incluso si hay más de una divisa en juego, si estas tienen un tipo de cambio fijo en relación a las otras. En este caso, la convertibilidad total e irreversible de las monedas de estos países es requerida. Sus relaciones de cambio son fijadas de manera irrevocable sin admitir fluctuación alguna en los tipos de cambio. Este proceso es implantado de manera progresiva hasta llegar a una integración monetaria total.
Uno de los ejemplos más conocidos de unión monetaria fue la Unión Monetaria Latina que fue creada en el siglo XIX cuando la mayoría de las divisas europeas todavía estaban hechas de oro y plata. Aunque el proyecto fracasó por numerosas razones, funcionó de manera adecuada durante unas pocas décadas. El ejemplo más célebre de una unión monetaria es el de la Eurozona donde 19 países comparten el euro. Sin embargo, debería mencionarse que en este caso la unión monetaria viene de la mano de una unión económica (formando así una unión monetaria y económica), que no siempre es el caso.
Como explica la trinidad imposible, en una unión monetaria hay una estabilidad del tipo de cambio y una integración financiera total disfrutada por los países miembros, a costa de la pérdida de independencia monetaria. Un banco central común debería existir para coordinar una política monetaria adecuada y asegurar un correcto funcionamiento de la unión, independientemente de los bancos centrales nacionales, que pierden muchas de sus competencias. El economista Robert Mundell hizo una gran contribución al análisis de las uniones monetarias en su artículo “A Theory of Optimum Currency Areas” (Teoría de las áreas monetarias óptimas), publicado en 1961. La teoría de las áreas monetarias óptimas determina las características que son necesarias para que una unión monetaria sea óptima, y por tanto sostenible y eficaz en el largo plazo.
Al analizar el impacto de las uniones monetarias en la actividad económica de sus miembros, hay efectos positivos y negativos. Los efectos negativos del establecimiento de la unión son entre otros: la pérdida de independencia monetaria, la emergencia de problemas debidos al establecimiento inicial de relaciones de cambio o las dificultades de establecer una movilidad perfecta de capital. Efectos positivos son: la desaparición de la incertidumbre en la fluctuación de los tipos, los menores costes de transacción entre países, una mayor estabilidad monetaria y una inflación controlada por el banco central supranacional.
La siguiente figura muestra los diferentes regímenes según cuatro variables: la flexibilidad del cambio, la pérdida de una política monetaria independiente, el efecto anti inflación y la credibilidad del compromiso del tipo de cambio.