Las políticas fiscales son políticas económicas de demanda a través de las cuales el gobierno actúa sobre sus ingresos y gastos para influenciar los niveles de ingresos, producción, y desempleo de la economía. El gobierno puede hacer esto vía impuestos sobre la renta y ayudas al desempleo, o con medidas discrecionales, como los impuestos sobre el gasto y aumentando el gasto público. Aumentando la demanda, las empresas son incentivadas a producir más y por tanto a aumentar la contratación de trabajadores.
El keynesianismo creía que las políticas fiscales son la mejor herramienta para controlar la economía de un país, especialmente para reducir el desempleo cíclico. El monetarismo y otras doctrinas como la nueva macroeconomía clásica y la nueva economía keynesiana consideran estas medidas ineficaces a largo plazo, ya que la demanda no puede aumentar continuamente.