El desempleo es la situación en la que un individuo se encuentra sin trabajo. La tasa de desempleo mide el número de trabajadores desempleados como porcentaje sobre la población activa. El desempleo masivo es el resultado de una situación económica de crisis seguida de depresiones, y de un gran reajuste económico estudiado por la teoría de los ciclos económicos. Durante la Gran depresión, de 1929 a 1939, las ayudas al desempleo fueron introducidas en los EEUU para reducir las consecuencias de los altos niveles de desempleo. Esta medida fue introducida para prevenir a los trabajadores que cayeran en la miseria, y como modo para mantener una demanda efectiva, como contemplaban las propuestas de políticas fiscales de los keynesianos.
El desempleo puede dividirse en dos tipos dependiendo de la causa y de si es voluntario o no:
Desempleo involuntario
El desempleo clásico se explica como la situación que existe en el mercado de trabajo cuando el número de gente capaz de, y dispuesta a trabajar al nivel de salario existente excede el número de vacantes disponibles. En otras palabras, la oferta y la demanda están desajustadas. Esto ocurre cuando los salarios reales son mayores que aquellos correspondientes al equilibrio de mercado a niveles de pleno empleo. Este tipo de desempleo fue analizado por la escuela clásica (de ahí su nombre) como aquellos casos en los que ciertas imperfecciones del mercado hacen que los desempleados no reduzcan sus aspiraciones a salarios menores para que las empresas crean que es interesante crear nuevos trabajos y contratar más gente.
El desempleo friccional, también conocido como búsqueda de empleo, ocurre cuando una persona esta temporalmente desempleada entre un trabajo y el siguiente. En teoría, este es el desempleo en su nivel más bajo posible. Ocurre incluso en condiciones de pleno empleo porque un considerable número de personas cambian de un trabajo a otro. El único modo de reducir este tipo de desempleo es que las instituciones económicas aumenten la información disponible.
El desempleo estructural se da cuando la gente es incapaz de encontrar trabajo en el que sus habilidades sean útiles porque estas no son demandadas, creando así un exceso de oferta de trabajo, generalmente en zonas bien definidas. Como el desempleo estructural no está causado por un declive en la demanda, no puede ser aliviado con medidas deflacionarias, sino que se necesitan políticas económicas ad hoc. Estas políticas incluyen la formación de los trabajadores y la redistribución en otras industrias. La mayor diferencia entre paro estructural y friccional está en el horizonte temporal, ya que el primero es un fenómeno que se mantiene a largo plazo mientras que el último se da a corto plazo.
El desempleo estacional es generalmente de corta duración y se genera como resultado de actividades económicas cíclicas a lo largo del año, especialmente en las actividades de agricultura y turismo.
El desempleo sumergido no es en realidad desempleo. Hace referencia a la situación que se da en países subdesarrollados y muy burocratizados, en los que hay un número elevado de trabajadores con bajos niveles de productividad que serían empleados si el país estuviera mejor organizado o tuviera mejor tecnología.
Desempleo voluntario
El desempleo voluntario consiste en los trabajadores que están parados y que no desean trabajar debido a razones económicas, sociológicas o psicológicas.