La teoría de la agencia está basada en la relación entre el agente y el principal. En economía, esta teoría deriva del resultado de la separación entre la propiedad de una empresa y su gestión.
La internalización de la gestión de una empresa en lugar de contratar agentes externos es un hito en la teoría de los costes de transacción de Oliver Williamson. La teoría del agente es necesaria para proporcionar una estructura de incentivos que actue como un catalizador entre los deseos de los principales y los intereses de los agentes.
En la relación entre el principal y el agente, nos enfrentamos al problema de existencia de información asimétrica y aversión al riesgo. El principal tendrá la tendencia de considerar las acciones del agente como imperfectas, entendidas como acciones no alineadas con los deseos del principal. Por lo tanto, tendrá que diseñar un contrato basado en la información conocida en el momento de tomar la decisión. Ex ante está relacionado con la selección adversa y ex-post con el riesgo moral. La teoría del agente ayuda a determinar el incentivo óptimo para la relación entre el principal y el agente de modo que ambas partes pueden alcanzar su máxima satisfacción. Esto tendrá que ser por medio de contratos de incentivos, alineando lo más posible los intereses de ambos.
Las críticas a esta teoría surgen del hecho que no incluyen una racionalidad limitada al contrario que la teoría de los costes de transacción. Se asume que el principal conoce la función de utilidad del agente y qué contrato es más adecuado para cada uno. Además, es también probable que la teoría sobreestime los problemas de gestión de manera ineficiente debido a su enfoque estático.
Esta teoría tiene un importante significado económico. En relación con el sector público, ayuda a explicar la lógica de la privatización de algunas compañías, o de la externalización de servicios. También tiene otras connotaciones para la innovación institucional de las empresas, como por ejemplo, en las franquicias.