Summary
En este LP, aprendemos sobre la rentabilidad, cómo reducir costes y mantener el volumen y la calidad. Después de comprender cómo se puede lograr la eficiencia de costes, pasamos a las principales críticas del análisis de costes neoclásicos. Hasta ahora, todo sonaba exactamente como lo que nos han enseñado en la escuela y la universidad. Sin embargo, algunas teorías se levantaron en contra de todo esto, principalmente de la teoría de la Organización Industrial.Mejorando la rentabilidad:
- Economías de escala
- Economías de alcance
- Economías de aprendizaje
- Curva de aprendizaje
- Curva de experiencia
Críticas contra el análisis neoclásico:
- Organización industrial
- George Stigler
- Teoría de costes de Stigler
- Ineficiencia X
La organización industrial es el campo de la economía que estudia el comportamiento estratégico y la interacción entre empresas para determinar la estructura de los mercados. Conocer su evolución ayuda a entenderlas. La teoría tradicional neoclásica estableció la relación entre “industrial” y “fabricación”, convirtiendo el mercado de la fabricación en el principal objetivo de estudios basados en el resultado tecnológico. Dejó de lado aspectos como la organización, la gestión y la propiedad. Esta perspectiva fue criticada por usar hipótesis irrealistas y por no explicar ciertos fenómenos como la competencia imperfecta y la información asimétrica entre otros.
Durante los años 1930, una nueva perspectiva comenzó a tomar formar, especialmente debido a las ideas procedentes de Harvard, y la teoría empezó a centrarse en el comportamiento de los agentes en la industria y en la estructura de las empresas y la industria. En su libro “The Theory of Monopolistic Competition” (Teoría de la competencia monopolística) de 1933, Edward H. Chamberlin escribió sobre la competencia imperfecta y demostró que numerosos mercados estaban diferenciados siendo únicos. Hubieron muchos trabajos sobre cómo estaban organizados los mercados en términos de concentración de proveedores, explicando cómo algunos mercados estaban dominados por un número reducido de empresas.
En su libro “Industrial Organization” (Organización Industrial) de 1959, Joe S. Bain Jr. presentó el paradigma estructura, conducta y resultado (SCP por sus siglas en inglés), que es usado como un marco analítico para establecer relaciones en la estructura, conducta y los resultados de un mercado. La estructura de un mercado determinará su conducta y por tanto sus resultados.
Como resultado de esto, en lo referente a políticas económicas, la escuela de Harvard reconoce el poder del mercado como peligroso y establece una relación entre el ratio de concentración y los efectos perjudiciales sobre el bienestar social. El comportamiento dinámico de compradores y vendedores tiene un efecto en el mercado haciéndolo más difícil de predecir. Existen complicaciones al tratar de explicar el paradigma debido a la escasez de datos y a las múltiples definiciones de los mercados.
La escuela de Chicago criticaba el empirismo sin teoría del paradigma SCP, y por tanto retomó la teoría de precios neoclásica y teniendo una perspectiva más benigna de los resultados de los mercados. Comienzan con un marco de competencia perfecta y consideran el intervencionismo como una fuente monopolística. Desde la perspectiva de esta escuela, la eficiencia de los mercados garantiza el bienestar social y por tanto las empresas están incentivadas a buscar esta eficiencia en su producción y distribución. En cuanto a las políticas económicas, la intervención del gobierno es considerada no deseable, ya que las fuerzas del mercado deberían actuar por sí mismas y el coste de la intervención es estimado mayor que los beneficios.
La escuela Austríaca también contribuyó al desarrollo de la teoría de la organización industrial rompiendo con el enfoque Neoclásico. En la misma escuela podemos distinguir dos puntos de vista: el de von Mises y sus discípulos, el y Schumpeter.
Mises describe la estructura del mercado como un proceso dinámico de exploración de nuevos métodos y oportunidades para mejorar el uso de los recursos, y por tanto la competencia es beneficiosa ya que incentiva la eficiencia e innovación. Por lo tanto, los mercados han de ser libres aunque algunas regulaciones pueden ser útiles cuando la innovación es promovida.
Desde el punto de vista de Schumpeter, el progreso técnico deriva de un proceso de destrucción creativa en el que la innovación destrona a la antigua tecnología. Los monopolios tienen una consideración positiva ya que llevan a cabo la función de promover la innovación e inversión. Por tanto, la intervención del gobierno debería garantizar ambas.
Los mercados disputados llegaron como una alternativa a los problemas en relación al poder de mercado. Estas ideas fueron introducidas por William J. Baumol en su libro “Contestable Markets: An Uprising in the Theory of Industry Structure” (Mercados disputados: un alzamiento en la teoría de la estructura industrial) de 1982. En los mercados disputados no existen barreras de entrada o salida y las empresas tienen acceso al mismo nivel de tecnología. Todo esto hace que el número de empresas sea irrelevante, pues muchas accederán y dejarán el mercado usando diferentes estrategias. Este punto de vista tiene limitaciones importantes: por ejemplo, sus hipótesis de partida son muy restrictivas; la definición de coste no es muy acertada; y en el mundo real un mercado con esas características es inconcebible.
Entre los años 1970 y 1980, una serie de modelos fueron formulados usando la teoría de juegos en un marco de competencia imperfecta, volviendo los modelos anteriores obsoletos. Como resultado, existe un mayor énfasis en la información imperfecta, en el comportamiento de las empresas y también en las herramientas matemáticas usadas para calcular el equilibrio social óptimo y el equilibrio del mercado. En general, existe un cambio hacia el análisis de la estructura interna de las empresas.
Ronald H. Coase describía las empresas como una seria de contratos entre los trabajadores, y explica que es la forma más beneficiosa para una empresa ya que existen una serie de costes de transacción que pueden ser reducidos o incluso eliminados.
Cuando una empresa crece en tamaño, habrá normalmente una distinción entre los gestores y los dueños. Olivier E. Williamson se dio cuenta de las fronteras internas que tienen las empresas y distinguió entre decisión, gestión, y propiedad. La teoría de la agencia describe y explica estos problemas que surgen entre gestores y propietarios al diferir en sus objetivos.
Las contribuciones de George Stigler a la organización industrial han de ser mencionadas, aunque estuvieron principalmente enfocadas en el aspecto económico de la teoría, sin abrir un debate sobre cómo las empresas interactúan entre ellas. Stigler resaltó la importancia de las economías de escala, ya que suponen una gran diferencia cuando la concentración de un mercado y el tamaño de las empresas aumentan. Además, desarrolló su propia teoría sobre el análisis de costes en su artículo “Production and Distribution in the Short Run” (Producción y distribución a corto plazo) de 1939 (véase teoría del análisis de costes de Stigler). En esta teoría, Stigler se desmarca ligeramente de la teoría de costes neoclásica. Al considerar el tamaño de las empresas, las economías de alcance también son una posibilidad, como Baumol señaló en su libro “Contestable Markets: An Uprising in the Theory of Industry Structure”.
Para concluir, es necesario clarificar que hoy en día la teoría de la organización industrial acepta múltiples perspectivas. Esta teoría no solo ha crecido dentro de este campo, sino que también en otros campos como la microeconomía y la gestión empresarial, y como hemos visto en los últimos años, las fronteras entre empresas y mercados son cada vez menos claras. Esto explica la flexibilidad y relevancia de la teoría de la organización industrial.