La discriminación de precios, también conocida como diferenciación de precios, se da en aquellas situaciones en las que una empresa vende el mismo producto a precios diferentes, ya sea al mismo consumidor o a otros diferentes. El estudio de esta estrategia se da de forma natural en los casos de monopolios debido a que estos buscan vender unidades adicionales a los consumidores sin reducir el precio de las unidades que ya han sido vendidas de tal manera que les permita maximizar sus beneficios. Existen ejemplos de discriminación de precios en empresas de transporte y almacenamiento. Para optimizar la discriminación de precios las empresas tendrán que controlar y prevenir la reventa, y tendrán también que diferenciar a los consumidores dependiendo de su disposición a pagar. Aunque prevenir la reventa suele no ser complicado, diferenciar a los consumidores es un proceso más complejo y costoso.
Arthur C. Pigou hizo una distinción entre los diferentes grados de la discriminación de precios en su libro “Economics of Welfare” (Economía del binestar), de 1920. El primer grado, o discriminación perfecta, se da en aquellos casos en los que el monopolista pone a cada unidad el precio máximo que el consumidor está dispuesto a pagar por esa unidad. El segundo grado o fijación de precios no lineal, se da cuando el precio depende de la cantidad comprada por el consumidor como ocurre en los descuentos por cantidad. Por último, el tercer grado o segmentación de mercado por discriminación de precios se da cuando existen distintos segmentos de mercado diferenciados en los que la empresa aplica precios diferentes, como ocurre con los descuentos a estudiantes o a la tercera edad.