Los mercados disputados son aquellos en los que las amenazas a corto plazo de potenciales competidores ejercen un nivel tan grande de presión sobre las empresas establecidas, que su compartimiento queda condicionado. Los mercados disputados están, por lo tanto, en un equilibrio competitivo aunque el mercado pueda estar compuesto por un número relativamente reducido de empresas, pudiendo estas comportarse también como en un estado de competencia imperfecta. En cualquier caso, la cantidad ofertada por la industria y los precios de los bienes se mantienen a niveles de competencia perfecta y por tanto mantiene un nivel de producción deseable.
Esta amenaza de nuevos participantes es real, estos posibles entrantes deberían ser capaces de entrar en el mercado sin ninguna complicación y tener las mismas ventajas que las empresas establecidas. Esta teoría pone especial atención no solo en las barreras de entrada sino también en las de salida. Las empresas que quieran entrar deberían saber que pueden entrar y salir del mercado sin incurrir en costes adicionales, los cuales restringirían lo incentivos para entrar.
Para que un mercado sea considerado disputado han de cumplirse los siguientes requisitos:
- Los nuevos participantes deberían tener acceso a la misma tecnología que los establecidos. Si no fuera así, los nuevos participantes estarían en desventaja.
- No deberían existir costes hundidos. Las empresas que entren en un nuevo mercado deben ser capaces de recuperar sus inversiones.
- El tiempo de reacción a cambios para una empresa establecida debería ser mayor que para une nueva empresa. Esto proporciona a los nuevos participantes la posibilidad de entrar en los mercados y desarrollar estrategias “hit-and-run” (extraer beneficios del mercado rápidamente y salir de este cuando los beneficios tiendan a cero).
La teoría fue propuesta por William J. Baumol en su “Contestable Markets and the Theory of Industrial Structure” (Mercados disputados y la teoría de la estructura industrial) de 1982. Como Baumol argumentaba, los mercados perfectamente disputados siempre resultarían en un equilibrio de competencia independientemente del número de empresas que haya en el mercado, ya que la amenaza de potenciales rivales lo garantizaría. Sin embrago, estas condiciones están sometidas a importantes limitaciones. La demanda debería ser significativamente sensible al precio para que la amenaza de que nuevos competidores establezcan precios más bajos y atractivos para los consumidores sea efectiva. La tecnología debería tener rendimientos constantes para que las empresas establecidas no tuvieran ventaja sobre las nuevas. Debido a todas estas restricciones, los mercados perfectamente disputados son raros de encontrar.